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Arquitectos: Espacio 18 Arquitectura
- Área: 130 m²
- Año: 2021
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Fotografías:Onnis Luque, Fabian Martinez
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Proveedores: Cemex, Interceramic, Tecnolite
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Dos años, dos meses y dos días, vivió el escritor Henry David Thoreau, en una cabaña que él mismo construyó en Walden Pond, Massachusetts, su lugar de la infancia. En un espacio de 3 metros x 4.5 metros a la orilla del lago, se desenvuelve como un individuo apartado de la sociedad en busca de la inspiración, de lo natural y del origen. Su estadía en la cabaña le permite valorar lo que es realmente necesario y el respeto por la vida, lo que lo lleva a renovarse como humano y a luchar en temas sociales posteriormente. Es decir, es curioso cómo el sapo es diferente cuando entra y cuando sale del estanque...
La casa del sapo comenzó con el satisfacer un programa de necesidades a través de una postura arquitectónica que piensa en el contexto, en la comunidad y en qué le dejaremos a las futuras generaciones. Es un proyecto que se fue enriqueciendo años antes de tan siquiera pensar en construirlo, un proyecto que llegó a través de señales e intuiciones, y que poco a poco abrió puertas y creó puentes entre personas que debían estar unidas.
La casa del sapo es la casa de todos, se convirtió en encuentro, sapo es unión, una casa de familia, de ayuda, una casa incluyente, es un refugio, un lugar de descanso, una escuela, un espacio donde los niños aprenden a nadar, donde aprenden a liberar tortugas, a producir un huerto, un lugar para comer y tomar mezcal, de amigos, un lugar para crecer, la casa de Pau y Mario... Cuando llegas mostrando el respeto que se merece un lugar, desde el momento de decirle a la comunidad qué vas a hacer sin pretensión, esta te abraza y te acepta, lo cual tiene que ser recíproco.
La casa la diseñó el lugar, “dos piedras que ven al mar anhelando su atemporalidad”, la primera ve el amanecer y la otra cómo se oculta el sol, donde el espacio intermedio entre las dos te muestra el mar, la belleza de la costa Oaxaqueña, y crea un espacio flexible para el que la vive, quien lo configurará según su forma de habitar.
En su materialidad se pensó en la gente y sus habilidades para la construcción, así como el aportar en lo ecológico y en lo social. En el proceso constructivo algunas cosas se dejaron en completa libertad del oficio, como resultado de la pandemia que nos tocó a todos. Es un proyecto donde el número de personas involucradas es sorprendente, algunas de ellas, actualmente recordadas con cariño a causa de un virus.
La casa del sapo es un proyecto que te recibe y te transforma, te hace mirar a tu alrededor e intentas aportar y ser parte de la comunidad, Zapotengo es un paraíso que te marca, que guardas en tu memoria y que no se va jamás, la casa es una piedra más en el estanque, como dice Zumthor. Es un proyecto como el que muchos más vendrán, porque ahora, la gente ya mira a su alrededor.